EL CARDO
Gabriela Mistral
Una vez un lirio de jardín (de jardín rico)
preguntaba a las demás flores por Cristo. Su dueño, pasando, lo había nombrado
al alabar su flor recién abierta.
Una rosa de Sarós, de viva púrpura, contestó:
—No le
conozco. Tal vez rústico, pues yo he visto a todos los príncipes.
— Tampoco lo he visto nunca —agregó
un jazmín menudo y fragante—, y ningún espíritu delicado deja de aspirar mis
pequeñas flores.
—Tampoco
yo —añadió todavía la camelia fría e impasible—. Será un patán; yo he estado en
el pecho de las grandes y mujeres hermosas…
Replicó
el lirio:
—No se
me parecería si lo fuera, y mi dueño lo ha recordado al mirarme esta mañana.
Entonces,
la violeta dijo:
—Uno
de nosotros hay que sin duda lo ha visto: es nuestro pobre hermano el cardo. Vive
a la orilla del camino, conoce a cuantos pasan y a todos saluda con su cabeza
cubierta de ceniza. Aunque humillado por el polvo, es dulce, como que da una
flor de mi matiz.
—Has
dicho una verdad —contestó el lirio—. Sin duda el cardo conoce a Cristo; pero
te has equivocado al llamarlo nuestro. Tiene espinas y es feo como un
malhechor. Lo es también, pues se queda con la lana de los corderillos cuando
pasan los rebaños.
—Hermano
cardo, pobrecito hermano nuestro, el lirio te pregunta si conoces a Cristo.
Y vino
en el viento la voz cansada y como rota del cardo:
—Sí,
ha pasado por este camino y le he tocado los vestidos: ¡Yo, un triste cardo!
—¿Y es
verdad que se me parece?
—Solo
un poco, y cuando la luna te pone dolor. Tú levantas demasiado la cabeza. Él la
lleva algo inclinada; pero su manto es albo como tu copo, y eres harto feliz de
parecértele. ¡Nadie lo comparará nunca con el cardo polvoroso!
—Di,
cardo, ¿cómo son sus ojos?
El
cardo abrió en otra planta una flor azul.
—¿Cómo
es su pecho?
El
cardo abrió una flor roja.
—Así
va su pecho —dijo.
—Es un
color demasiado crudo —dijo el lirio.
—¿Y
qué lleva en las sienes por guirnalda cuando es primavera?
El
cardo elevó sus espinas.
—Es
una horrible guirnalda —dijo la camelia—. Se le perdona a las rosas sus
pequeñas espinas; pero esas son como las del cactus, el erizado cactus de las
laderas.
—¿Y
ama Cristo? —prosiguió el lirio turbado—. ¿Cómo es su amor?
—Así
ama Cristo —dijo el cardo echando a volar las plumillas de su corola muerta
hacia todos los vientos.
—A
pesar de todo —dijo el lirio, querría conocerle. ¿Cómo podría ser, hermano
cardo?
—Para
mirarlo pasar, para recibir su mirada, haceos cardo del camino —respondió éste—.
Él va siempre por las sendas sin reposo. Al pasar me ha dicho: “Bendito seas
tú, porque floreces entre el polvo y alegras la mirada febril del caminante”.
Ni por tu perfume, oh lirio, se detendrá en el jardín del rico, porque va
oteando en el viento otro aroma: “El aroma de las heridas de los hombres”.
Pero
ni el lirio, al que llamaron su hermano; ni la rosa de Sarós, que Él cortó de
niño por las colinas; ni la madreselva trenzada, quisieron hacerse cardos del
camino del camino y, como los príncipes y las mujeres mundanas que rehusaron
seguirle por las llanuras quemadas, se quedaron sin conocer a Cristo.
Taller sobre el texto
1. ¿Qué semejanza ve usted entre Cristo y el cardo?
2. ¿Qué lleva en lugar de una guirnalda de flores?
3. ¿Qué es necesario para seguirle y ser su discípulo? (Lc 9, 57-62).
4. Relacione (a-d) con las opciones □.
a. No le conozco
b. Ningún espíritu delicado deja de aspirar mis perfumes.
c. Yo he estado en el pecho de las grandes y mujeres hermosas.
d. No se me parecería si lo fuera.
e. Uno de nosotros sin duda lo ha
visto.
□ Lirio
□ Camelia
□ Violeta
□ Jazmín
□ Rosa de Sarós
|
□ “Espinas”;
□ “Flor roja”;
□ “Echó a volar las plumillas de su colora muerta hacia todos los vientos”;
□ “Flor azul”;
□ “Haceos cardos del camino”
a. ¿Cómo son sus ojos?
b. ¿Cómo es su pecho?
c. ¿Qué lleva en las sienes
por guirnalda cuando es primavera?
d. ¿Y ama Cristo? ¿Cómo es
su amor?
e. ¿Cómo podría conocerle?
6. ¿Por qué el lirio no
considera al cardo como de los suyos?
7. ¿Qué es lo que Cristo otea
en el viento en lugar del perfume?
8. ¿Qué significa echar a
volar las plumillas de su corola muerta hacia todos los vientos?