EL AMOR DE DIOS ES UN ÁNGEL LLAMADO MAMÁ
Un niño que estaba por
nacer se dirigió al Señor así:
“Me dicen que mañana me
harás descender a la tierra. ¿Cómo podré vivir tan pequeño e indefenso?”
“Entre
tantos ángeles he elegido uno de ellos para ti. Él te protegerá —respondió Dios. Y siguió: tu ángel te dirá palabras dulces y tiernas, con infinita paciencia y
ternura te enseñará a hablar”.
Pero el niño preguntó con
inquietud: “¿Cómo podré hablar contigo?”
“Tu ángel unirá tus
manitas y te enseñará a orar”, respondió Dios con infinita dulzura.
“He oído decir que la
tierra está habitada por hombre malos… ¿Quién me defenderá de ellos?”, preguntó
el niño preocupado.
Dios, mirándolo con ternura
le respondió: “Tu ángel te defenderá incluso a costa de su propia vida”.
“Pero mi corazón estará
siempre triste, Señor, porque no te veré más”, dijo el niño con mucha tristeza…
“Tu ángel te hablará de mí
y te indicará el camino para volver a mi presencia; sabe, sin embargo, que yo
estaré a cada instante tu lado”.
En aquel momento se escucharon
unas voces y unos ruidos y el niño angustiado grito a gran voz:
“Señor, estoy descendiendo
a la tierra. Dime solo una cosa: ¿Cuál es el nombre de mi ángel?”
Y Dios sonriendo le respondió:
“El nombre no importa, tú lo llamarás… ¡Mamá![1]”
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